Subí por la desvencijada escalera y llegue a la torre. Era una de las más altas del castillo. Parecía más vieja que las demás y estaba bastante sucia. Me acerque un poco al reloj y me recargue en la pared. Asta ahora lo había disimulado bastante bien, pero me ardía mucho el antebrazo. Pase mi mano sobre mi túnica para que no me duela tanto. Serré los ojos y largue un largo suspiro.